Entrevista con Juan Ignacio Lopez del Alcazar, socio responsable de M&A y del sector Private Equity para EY en España.
¿Cómo definiría la actividad del mercado transaccional español en lo que va de año? ¿Considera que 2018 está siendo un año positivo en términos de M&A?
Tras un excelente año 2017 en cuanto al mercado de transacciones en España, nuestro reciente estudio de Capital Confidence Barometer muestra que los corporates y sponsors mantienen su confianza en el mercado español transaccional para 2018, con el 56% de los entrevistados apostando por un crecimiento de su actividad de M&A y el 44% restante manteniendo los niveles del año anterior.
En general, se desprende una visión común de crecimiento sostenido y consolidación de la fuerte actividad registrada en 2017, y aunque los datos en lo que va de año comparados con el mismo periodo del ejercicio anterior son algo más bajos, habría que normalizar el efecto de algunos “megadeals” del año pasado.
Nuestra impresión es que 2018 va a consolidar la tendencia de un mercado sólido de M&A que ya vimos en 2017. En este sentido, EY ha asesorado en más de 30 operaciones en los cinco primeros meses del año y contamos con un pipeline muy interesante para el resto del año.
Dentro del mercado de M&A, es usted experto en el segmento de private equity, que por el momento en España registra una actividad algo menor a la de 2017, según los datos de TTR. ¿Existen factores explicativos de esta circunstancia o se trata de una situación meramente coyuntural?
Es cierto que el año 2017 ha sido un año record para el private equity (PE) en nuestro país. Se batieron los niveles históricos tanto de volumen de inversión como de desinversión y número de operaciones, con crecimientos a doble dígito. Este año el mercado sigue en plena expansión, con una gran actividad tanto en megadeals: Ufinet, Cirsa, Gas Natural… como en operaciones en el middle market, en la que el papel del private equity nacional como inversor facilitador del crecimiento se ha convertido ya en una tendencia sostenida.
En cuanto al hecho de que estos primeros meses haya habido o no menor número de operaciones con respecto al mismo periodo del año anterior, no podría concluir con una razón determinada, ya que no lo achacaría a circunstancias económicas ni de mercado, en la que la confianza y perspectivas son iguales o mejores que para el año anterior, sino más bien a una cuestión de timing. Es difícil hacer una comparativa en este tipo de actividad para periodos tan cortos de tiempo. En general, no esperamos menor actividad este año, sino más bien mantener y/o mejorar los niveles del año anterior y en este sentido, los datos del primer trimestre de ASCRI arrojan un crecimiento del 9-10% respecto al volumen invertido en el mismo periodo del año anterior.
Nuestra impresión es que la inversión del PE va a crecer en 2018 respecto del ejercicio anterior, en función de las operaciones que vemos en marcha, el apetito que existe por España y del dry-powder de los fondos nacionales y paneuropeos.
En lo que va de año EY ha asesorado en numerosas inversiones de private equity, donde habitualmente la empresa target era española. ¿Tienen estas compañías unas características generales similares para despertar el interés de firmas de private equity? ¿Qué sectores considera usted que son los más demandados por este tipo de inversores?
Las compañías que despiertan el mayor interés de los private equities reúnen una serie de características comunes: equipo directivo con sólido track record y compromiso con el proyecto, potencial de crecimiento, negocios internacionalizados, determinado tamaño en términos de facturación y EBITDA, y alta conversión del EBITDA en caja (entre otros). Estas compañías son las joyas de la corona, pero el verdadero arte de los mejores Private Equities está en encontrar compañías no obvias a las que ellos pueden aportar las mejoras que necesitan.
Los fondos, en general, son agnósticos en cuanto a sectores y en todos los sectores se pueden encontrar compañías valiosas. Si tuviéramos que mencionar algunos sectores donde estamos viendo una actividad sobresaliente, mencionaríamos el sector alimentación (tanto primario como manufacturero), ingredientes y aditivos para pharma y alimentación, energía, telecomunicaciones, negocios industriales B2B…
Aunque en menor medida, EY también ha participado este año en operaciones de desinversión por parte de firmas de private equity. En términos generales, ¿existe una duración media clara de permanencia en el accionariado de las participadas o varía mucho en función de cada caso? ¿qué factores entran en juego para tomar la decisión de llevar a cabo la desinversión?
Los fondos de PE tienen una estructura muy similar en cuanto al mandato de sus LPs para invertir, y por ello los tiempos de permanencia son bastante homogéneos en el entorno de los 4-5 años. Por supuesto con excepciones tanto hacia un lado como el otro: si la compañía crece por encima de las previsiones iniciales y/o un potencial comprador se aproxima proactivamente con intención de comprar, es previsible una desinversión anticipada. Por el contrario, en casos en que el performance de la compañía no es el esperado, o bien el private equity entiende que puede generar más valor extendiendo su permanencia, se alargará el periodo de inversión e incluso se planteará la opción de hacer un roll-over al siguiente fondo o permanecer como accionista una vez haya vendido la mayoría a otro fondo. Todo está ligado con maximizar el retorno.